jueves, 18 de febrero de 2010

Gotas de Lluvia

La lluvia cae incesantemente tras la ventana. Las gotas se precipitan rápidamente para encontrar su final entre lo que queda de todas aquellas que les antecedieron.

El agua se acumula y va formando pequeños ríos que siguen su camino, recogiendo en su trayecto a todas aquellas hermanas suyas que tengan la gracia de unirse a la encomienda de emprender la larga travesía que les llevará hasta el mar una vez más.

Las gotas de lluvia caen y se estrellan contra el cristal de la ventana, quedando solitarias, impedidas de alcanzar el destino que, de cierta manera, anhelaban.



Algunas gotas se quedan quietas lamentando su suerte. otras más aun no aceptan lo que ha sucedido y buscan frenéticamente buscar un camino que les lleve hasta el ansiado mal que tanto anhelan.

Esas pequeñas perlas de cristal se deslizan por la lisa superficie, dejando tras de si diminutos pedazos de su propia alma que poco a poco va acabando con ellas. Si tienen suerte se encontrarán con alguna otra gota que también desee viajar a lo desconocido. Entonces ambas gotas se unirán y se darán fuerzas una a otra sin separarse jamás.

Tal vez tengan suerte y encuentren una pequeña hendidura que les dirija hacia donde otros ya comenzaron la travesía de vuelta a casa. Tal vez las transparentes lágrimas del cielo hayan caído en lo más alto del cristal y los pedazos que dejan a su paso terminen por extinguirlas.

Llueve tras la ventana y no puedo dejar de mirar las gotas de lluvia caer.  El aroma de la lluvia me hace recordar el olor de su cabello. Puedo recordar sus caricias, sus besos, la alegría de su mirada y la melodía de su voz. Puedo recordar la calidez de su alma y la felicidad que me causaba su sonrisa.

Llueve tras la ventana, pero también llueve en mi corazón.

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