domingo, 28 de marzo de 2010

Un Canto para Glond

Presuroso desciendes por los estrechos túneles que te conducen a las entrañas de la tierra. Avanzando por las encrucijadas, siguiendo las marcas que te dirigen hasta el refugio improvisado bajo la tierra. Tras algunos minutos la luz a quedado atrás y puedes sentir ya el calor que emana de la cámara principal que tú y tus hermanos han adoptado como un hogar temporal mientras permanecen en este mundo marchito.

Algunos de tus hermanos, exhaustos y heridos por la batalla, se han detenido a descansar entre las cuevas circundantes. Algunos están gravemente heridos, pero en definitiva todos sobrevivirán, no es tan sencillo matar a un demonio y los sanadores no tardarán en venir a buscarlos.

Cada vez que te encuentras con algún demonio intentas ver su rostro para saber si se trata de alguno de tus compañeros de escuadrón.  Pero ninguno de es medianamente conocido para tí.

Sonríes a aquellos que te dirigen una mirada y continuas adelante con prisa. Aun no sabes nada de tu escuadrón, tus nueve hermanos tuvieron que combatir sin ti ante los ángeles sin que tú pudieses enfrentarte a su capitán. Tienes razones de más para sentir preocupación por ellos.

El Canto de Gabriel

La multitud de ángeles que se congrega alrededor de la tienda de Gabriel es cada vez mayor. Todos esperan el mensaje que tiene que dar despues de cada batalla pero sobretodo desean saber cuando será el próximo enfrentamiento.

Por lo que he escuchado esta batalla ha sido particularmente sangrienta, muchos ángeles han muerto y otros tantos están heridos.

Aunque la cantidad de muertes no se asemeja en nada a las que hubo para ambos bandos al principio de esta guerra, hace mucho que la cantidad de muertos no era tan grande.

Observo desde el interior de la tienda levantada haciendo uso de  blancas telas que tejieran en su momento hábiles manos de una raza que hasta hace poco habitaba este mundo. Cuando las miro me pregunto si aquellos artesanos que las entretejían habrían imaginado que sus creaciones servirian de refugio a quienes trajeran la destrucción de su mundo.

sábado, 27 de marzo de 2010

Mi querido Árbol

Cuento escrito en coautoría con Paoz

La lluvia caía lenta mientras caminaba sin rumbo alguno. Era martes por la tarde, un martes cualquiera sin nada que hacer después de la escuela, no había sido el mejor día, no todo había salido tan bien como suele pasar. Sin embargo no siento tanto pesar al caminar por el malecón y sentir la lluvia sobre mi rostro, mientras personas desconocidas pasan a mi lado sin fijarse de que me encuentro aquí.
  
Después de caminar bajo la lluvia, decidí sentarme bajo mi árbol favorito, aquel que me ha visto crecer toda la vida, bajo sus ramas había un lugar seco, celosamente guardado para mí, protegido por las verdes ramas del árbol que esperaba mi regreso.
 

viernes, 26 de marzo de 2010

Princesa

Hace cuanto tiempo que juntos pasabamos las noches contemplando el aurora de un mundo que jamás existió?

En ese entonces me tomabas de la mano y juntos caminabamos por los oscuros bosques que nos llevaban más allá de la colina, hacia el mar que resplandecía en platedos destellos en una noche sin luna ni estrellas. Un viento soplaba desde ninguna parte agitando nuestros cabellos mientras juntos contemplábamos el amanecer.

Cuantos años compartimos nuestros viajes por las tierras del ensueño donde nuestras almas compartían alegría y felicidad, dando alivio a la soledad de un mundo agonizante.

La mañana siempre llegaba y la despedida era inminente, sin embargo siempre sonreías pues ambos sabíamos que pronto la luna nos permitiría vernos de nuevo y compartir una nueva velada juntos.

Todo fue así hasta el día en que deshonré tu nombre, quebranté tu amor en un momento de estupidez del cual me he arrepentido todos este tiempo.

Ese día te marchaste corriendo, alejandote de mí llevandote contigo toda mi ilusión y yo, apenado, acobardado, no corrí a buscarte para pedirte perdón.

Hoy me acuerdo de nuevo de tí y deseo que vuelvas a mis sueños, deseo volver a ver tus ojos en los que el destello del amanecer refulgía con la alegría del amor, deseo sentir tus tibias manos recorrer mi mejilla, deseo volver a besar tus delicados labios en cuyo aroma siempre se quedaban trozos de mi alma.

Hoy quiero pedirte que vuelvas a mis sueños, que me dejes escuchar esa hermosa voz que se perdía en el olvido cada mañana. Te pido que vuelvas a mi mente y me dejes rozar tu blanca piel que se estremecía con cada caricia. Te pido que me perdones y me dejes sentir de nuevo tus dorados cabellos resbalando por entre mis dedos. Te pido que vuelvas, hermosa princesa, y que con tu imagen alumbres de nuevo mis sueños y esperanzas.

Hoy recordé de nuevo tu figura, y recordé de nuevo que mi único deseo en esta vida es poder conocerte y poder pronunciar tu nombre.

Vuelve, hermosa princesa mía, vuelve a mis sueños y a mi corazón.

martes, 23 de marzo de 2010

Que fácil es decir "TE AMO"

Que fácil es decir "TE AMO" cuando tus labios no se separan de los míos.
Que fácil es entregarme a tus caricias y dejarme llevar hasta donde repiro tu aliento y bebo de tu piel.

Sin embargo mi mente detiene a este pobre corazón que se regocija ante tu presencia, le sostiene una débil cadena que en cada eslabón lleva marcado un pecado competido en nombre de un sueño que nunca pudo ser.

sábado, 13 de marzo de 2010

La Reina del Mar

El sol del amanecer dibuja la silueta de un hombre sentado sobre las rocas que sobresalen apenas de la tierra cual si fuesen un diminuto cabello que se levanta hacia el inmenso mar.

Con el medio día los rayos de sol escapan a la sombra de las nubes y hacen resplandecer una plateada armadura que aquel caballero aun porta, incapaz de olvidar su pasado.

Las estrellas de la noche le miran allí, sentado, contemplando el mar, escuchando la dulce melodía que traen consigo las olas en un susurro. Al principio el caballero pensó que aquella melodía era un producto de su imaginación, un deseo oculto por encontrar consuelo en aquellos días de dolor.

La Flama

Una flama se dibuja en mi mente. Su delicado brillo se posa sobre el pabilo de la vela que con un dulce beso encendiste aquel domingo por la tarde.

No ha pasado mucho tiempo de ello y aun es pronto para saber si la llama soportará encendida el azote del viento, la lluvia y las duras pruebas que el destino tiene deparadas para ella.

Esta noche vi esa llama, la vi doblarse, retorcerse, tomar fuerza de sí misma y dar vuelta sobre sí consumiendo todo a su alrededor. La cera se volvió contra la llama y le encerró en una delicada caja de cristal azul. la llama dejó de existir y se disolvió en los reflejos de aquella preciosa caja cuyos bordes despiden el calor de su fuego que aun sigue ardiendo.

A través de cada ventana que asoma desde la caja en todas direcciones se puede observar la llama ardiendo que ha dejado de existir, pues su esencia se ha desplegado más allá de la realidad, más allá de las posibilidades, más allá del universo y de la existencia misma.


Es la llama de nuestro amor que con un dulce beso encendiste aquel domingo por la tarde. Es una llama que arde en mí sin quemar, que ilumina sin deslumbrar, una llama que ha dejado de existir, pues la existencia misma no es suficiente para contenerla.

Lleva contigo esta delicada caja de cristal y contempla la belleza de su flama, que yo la tengo conmigo.

Solo una caja existe y ninguna flama hay en ella.

Imagen propiedad de LUZ

martes, 9 de marzo de 2010

Mírame

Mírame fijamente y no digas nada, solo mírame.

Clava tus ojos en los míos y desentierra con ellos todos los secretos que jamás fueron revelados ante nadie.

Mírame y déjame contemplar la belleza de tus ojos cafés, déjame disfrutar de ese hermoso brillo que les baña cada vez se posan en mí. Déjame perderme en sus profundidades y olvidar entre ellos todo el dolor del pasado. Déjame soñar con un futuro en el que tus ojos seguirán mirándome de esa manera tan especial.

Mírame, no digas nada y solo mírame. El amor que has sembrado con una caricia en mi corazón está germinando. Rocíale con tu mirada para que no se marchite, para que su verde retoño surja de las profundidades del dolor y sus raices se extiendan por todos los rincones de mi corazón.

Mírame sin detenerte y deja que ese árbol, más gradioso que Silpion, más hermoso que Laurelin, crezca más allá de mi pecho y embriague al mundo con su luz.

Mírame, no digas nada y solo mírame mientras mis dedos recorren tu cabello y mi palma te seduce con una suave caricia.

Mírame, y luego cierra los ojos, deja que mis labios se posen en los tuyos en nuestro primer beso de amor.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Hacia el mar

Aquella pequeña hada se introdujo en el corazón del caballero y con ternura acarició las heridas que doblegaban su voluntad y quebraban su espíritu.

Cuando aquella graciosa criatura volvió a salir se encontró con que el caballero, sorprendido ante tan hermosa aparición, le miraba fijamente.

En sus ojos ya no había lágrimas y una especie de sonrisa empezaba a dibujarse en su rostro, con lo cual la pequeña hada se sintió complacida de haber brindado un poco de alivio al triste caballero, aunque sabía bien que a ella no le correspondía sanar por completo sus heridas.

lunes, 1 de marzo de 2010

Hojas Secas

¿A dónde van las hojas de verano cuando el viento les arranca salvajemente de su hogar?

¿A donde van los sueños cuando el soñador despierta y se da cuenta que aun está en la realidad?

¿A donde va el amor cuando una promesa se rompe y el dolor inunda el corazón?

No lo sé... Solo se que el amor se fue y que no volverá... Solo sé que el dolor de mi pecho no cabe en él... que se fuga hasta alcanzar cada parte de mi ser buscando exterminar todo aquello que alguna vez fuera amor para convertirlo en dolor y pena.

Tal vez sea el Apocalipsis de mi corazón... Tal vez sea el juicio final de mis sentimientos o tal vez, solo tal vez, sea el final de mi propia existencia.

Porque soy una hoja azotada por el viento, porque soy un soñador sin sueños, porque soy un hombre con el corazón agonizante.

La soledad inunda mis sentidos y las lágrimas se agolpan luchando por salir. Pero ellas no saldrán. Esas diminutas gotas morirán conmigo en la soledad. El llanto no cesara, seguirá gritando dentro de mí, carcomiendo mis entrañas mientras busca la manera de salir.

Tal vez así encuentre mi corazón, lo devore por completo, lo destroce sin piedad hasta no dejar un solo pedazo de el.

Tal vez así muera este corazón que tanto me duele... tal vez así muera yo con él.
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons
Imagen de fondo propiedad de gnuckx cc0