Presuroso desciendes por los estrechos túneles que te conducen a las entrañas de la tierra. Avanzando por las encrucijadas, siguiendo las marcas que te dirigen hasta el refugio improvisado bajo la tierra. Tras algunos minutos la luz a quedado atrás y puedes sentir ya el calor que emana de la cámara principal que tú y tus hermanos han adoptado como un hogar temporal mientras permanecen en este mundo marchito.
Algunos de tus hermanos, exhaustos y heridos por la batalla, se han detenido a descansar entre las cuevas circundantes. Algunos están gravemente heridos, pero en definitiva todos sobrevivirán, no es tan sencillo matar a un demonio y los sanadores no tardarán en venir a buscarlos.
Cada vez que te encuentras con algún demonio intentas ver su rostro para saber si se trata de alguno de tus compañeros de escuadrón. Pero ninguno de es medianamente conocido para tí.
Sonríes a aquellos que te dirigen una mirada y continuas adelante con prisa. Aun no sabes nada de tu escuadrón, tus nueve hermanos tuvieron que combatir sin ti ante los ángeles sin que tú pudieses enfrentarte a su capitán. Tienes razones de más para sentir preocupación por ellos.
Aviones en el bosque
Hace 1 año