domingo, 28 de marzo de 2010

Un Canto para Glond

Presuroso desciendes por los estrechos túneles que te conducen a las entrañas de la tierra. Avanzando por las encrucijadas, siguiendo las marcas que te dirigen hasta el refugio improvisado bajo la tierra. Tras algunos minutos la luz a quedado atrás y puedes sentir ya el calor que emana de la cámara principal que tú y tus hermanos han adoptado como un hogar temporal mientras permanecen en este mundo marchito.

Algunos de tus hermanos, exhaustos y heridos por la batalla, se han detenido a descansar entre las cuevas circundantes. Algunos están gravemente heridos, pero en definitiva todos sobrevivirán, no es tan sencillo matar a un demonio y los sanadores no tardarán en venir a buscarlos.

Cada vez que te encuentras con algún demonio intentas ver su rostro para saber si se trata de alguno de tus compañeros de escuadrón.  Pero ninguno de es medianamente conocido para tí.

Sonríes a aquellos que te dirigen una mirada y continuas adelante con prisa. Aun no sabes nada de tu escuadrón, tus nueve hermanos tuvieron que combatir sin ti ante los ángeles sin que tú pudieses enfrentarte a su capitán. Tienes razones de más para sentir preocupación por ellos.

Topas de frente con un grupo de demonios que anda en busca de los heridos que se han quedado en los túneles. Rápidamente les das indicaciones sobre aquellos demonios que pudiste encontrar en tu camino.

-Son muchos...- dice uno de ellos -...¿Nos podrías ayudar?-

-Lo siento- respondes con pena -primero tengo que saber si los demás están bien...-

En tu rostro debe ser evidente la preocupación, pues ninguno de ellos insiste ni reprocha tu respuesta.

-Volveré en cuanto me haya asegurado de que todos están bien-

El líder del grupo asiente en silencio y da señales a los otros para que le sigan hacia los túneles. Sin esperar más continuas tu marcha.

Tras unos momentos los túneles quedan atrás y llegas al refugio. Al llegar a la cámara principal la luz de las antorchas y el mar de murmullos te aturden por un instante.

Después de la batalla tus hermanos se congregan en la sala principal para reencontrarse con los amigos o recibir noticias sobre aquellos que no han regresado.

El murmullo que retumba en las paredes de la caverna trae consigo risas de felicidad por haber sobrevivido a la batalla. Algunos llantos opacan la alegría acompañados de gemidos que dejan escapar los heridos graves que en un rincón son atendidos por los sanadores.

Te detienes en la entrada esperando reconocer a tus compañeros entre la multitud. Pero no logras reconocer a nadie.

-¡Aquí estas!- exclama alguien detrás de ti.

Al reconocer la voz das media vuelta y te encuentras de frente con Remzial, el miembro mas joven de tu escuadrón.

-¡Pensamos que te habíamos perdido!- dice aquel en un tono de alivio -estaba buscándote en los túneles... ¿Por dónde entraste?-
.
Agradecido por harte encontrado le sonríes y abrazas profusamente. Realmente estas feliz de verlo. Remzial, menos efusivo, espera con paciencia a que le sueltes y tu efusividad se disipe un poco.

-¿Y los demás?- preguntas aun entre risas que que no puedes contener.

La mirada de Remzial se opaca ante la pregunta. Te das cuenta de que no todo salio bien durante la batalla.

-Están en el mausoleo...- dice él clavando la mirada en el suelo.

La alegría se esfuma de tu mente. La única razón para que el grupo se encuentre en el mausoleo es que alguien haya muerto en la batalla, quisieras preguntar ¿Quienes?, ¿Cuántos?... Pero en realidad no te gustaría saberlo. No puedes evitar pensar que ha sido culpa tuya.

-Por aquí...- dice Remzial titubeando aun mientras evita tu mirada -...ya están listos pero yo quería dar una última mirada a los túneles antes de darte por perdido- sonrió nuevamente de satisfacción antes de comenzar a andar.

Remzial avanza apresuradamente por entre la multitud de demonios que se concentra en la cámara principal. Por todas partes hay felices reencuentros y amargas noticias. El barullo no cesa mientras avanzas siguiendo a tu compañero.

En algunos rincones los sanadores acomodan huesos, aplican ungüentos, vendan heridas. Poco a poco te das cuenta que esta batalla ha dejado más heridos de lo que esperabas. El olor de la sangre se entremezcla con el de la medicina, los gritos se opacan con las risas y la rutina de tus hermanos continua.

No puedes dejar de preguntarte quien o cuantos han caído. Cuando un demonio muere en la batalla o resulta tan lastimado que no puede moverse rápidamente, su cuerpo se pierde para siempre y es incinerado por las lanzas de purificación de los ángeles.

Una vez que se escucha el sonido de la trompeta de Gabriel todos los demonios deben refugiarse en las cuevas, las lanzas purificadoras descargan su furia sobre todos los cadáveres que queden tendidos en el campo o contra todo aquel que no se mueva lo suficientemente rápido como para esquivarlas. Si alguien llega con vida a las cuevas, es seguro que se salvará, pues de inmediato los sanadores se dedicarán a curar su cuerpo, sanar todas sus heridas y dejarle listo para la siguiente batalla.

El mausoleo es el lugar donde se da una ultima despedida a los hermanos que no volvieron. Un lugar donde poder llorar a los amigos perdidos. Ahora tus compañeros están allí para despedirse de alguien que no regresó.

Queda atrás el sonido de la cámara principal cuando sigues a Remzial por uno de los túneles que conduce al mausoleo. Conforme el alboroto de la caverna se va apagando puedes escuchar el sonido de arpas, flautas y otros instrumentos que con suavidad intentan mitigar el dolor de quienes buscan consuelo al interior del mausoleo.

Entras a la galería que es incluso mas grande que la cámara principal. El suave murmullo de un riachuelo cercano acompaña las dulces notas de la música que reverbera por toda la cámara. Una tenue luz verde emana desde el fondo de la laguna central iluminando apenas los rostros de los presentes. En un rincón algunos demonios elevan dulces notas con ayuda de instrumentos que reemplazan sus voces marchitas.

Este es el mausoleo, un lugar para el recuerdo, la tristeza, la melancolía y las despedidas.

En un rincón de la cueva puedes ver al resto de tu escuadrón que no nota tu llegada sino hasta que Remzial se abalanza con alegría hacia ellos para darles la buena noticia.

Colmina, Ruén, Albiros, Calisp, Rinal, Remzial, Clodemi y Fírlaz... falta uno... falta Glond.

Al verte llegar tus hermanos sonríen con alegría. Algunos de ellos corren hacia ti con los brazos extendidos y te abrazan sin ocultar su alegría por verte con vida. Tu también estás feliz, pero Glond no está.

-Pensamos que te habíamos perdido- dijo la pequeña Ruén con lagrimas en los ojos rodeando tu cuello con uno de sus delgados brazos, pegando la cabeza a tu pecho para escuchar latir tu corazón.

Los demás te rodean de inmediato mostrando su alegría. Tu también sonríes y los abrazas feliz de verlos de con vida.

Una sombra opaca tu alegría cuando recuerdas que Glond, con su abrazo feroz y sus voz sincera no esta aquí para verte regresar.

La profundidad de tus pensamientos se contagia rápidamente a quienes te rodean,  dejándolos sumidos en el silencio.

-que sucedió?- preguntas procurando que el volumen no sea demasiado alto, mas sin embargo un eco apenas audible te devuelve la pregunta.

Todos guardan silencio.

Firlaz, el viejo demonio que se resiste a dejar de pelear a pesar de que su edad y hazañas le reservan un lugar entre los no combatientes, te mira fijamente.

-Ha sido un héroe...- dice él intentando parecer fuerte.

El anciano abre la boca de nuevo para extender su explicación, pero de inmediato sus ojos se vuelven cristalinos y de su boca solo escapa un gemido que se convierte en amargo llanto. El pobre Fírlaz no soporta más y se derrumba entre sollozos.

Ruén y Albiros intentan reconfortar al anciano. Lo llevan hasta una roca en donde el viejo se sienta y llora amargamente. Ruén acaricia sus blancos cabellos y Albiros se arrodilla ante él sosteniendo sus arrugadas y temblorosas manos.

Tododos, incluyéndote, miran con pesar al anciano. Glond era como un hijo para él. A nadie le pesa mas su perdida que a Fírlaz. Por ello a él, y solo a él, le corresponde el lugar central en la ceremonia..

Sin decir nada clavas una mirada de suplica en Clodemi quien de inmediato aparta los ojos del anciano para mirarte. Ella entiende tus intenciones y, tomándote de la mano, se aleja unos pasos del grupo, donde el anciano no pueda escuchar la conversación.

-Cuando tu te lanzaste contra el capitán- comenzó a relatar ella en un susurro que no lllegase hasta el dolido anciano -Glond estaba pelando contra un ángel... apenas pude ver lo que sucedió. Las cosas no iban bien para el y el ángel estaba a punto de matarlo cuando te vio a ti atacando a su capitán... Entonces ella formo su escudo y se lanzo en picada. Golpeo a Glond destrozándole el brazo y el hombro para después embestirte a ti-.

El relato se interrumpió. Los recuerdos llamaban al dolor y ella necesita tiempo para reponerse antes de continuar con el relato.

-El ángel te embistió a ti y lo dejo a el malherido y desarmado.- intervino Rinal que en silencio se había acercado por detrás de ti.

A pesar de su corta edad, Rinal posee una capacidad de comprensión y un dominio de si mismo superior al de la mayoría de los demonios. Y justo ahora, a pesar de que la muerte de Glond le afecta como a todos, es él quien conserva la calma de la mejor manera.

-Mientras tu te perdiste de nuestra vista Glond quedó solo, entonces vio al capitán de los ángeles desprotegido y se lanzo contra él- continuó Rinal mientras pasaba un hombro sobre los hombros de Clodemi, quien aceptó el gesto y dejó escapar unas lágrimas mientras apoyaba la cabeza en su pecho.

El valor de Glond era algo sorprendente y era reconocido por muchos demonios... Pero cualquiera, incluyéndote, habría dudado en lanzarse  herido y desarmado contra un enemigo intacto que, además, es el mas fuerte dentro de un escuadrón de ángeles.

Rinal comprendió tu asombro y continuó con su relato:

-Con su único brazo peleó contra el capitán... El maldito no dejaba de cantar y de clavar su lanza en el pobre de Glond...- él también debía tomar un momento para recuperarse. Tomó aliento y continuó -todos queríamos ayudarlo, pero nadie podía dejar su combate para poder hacerlo... no se como lo hizo, pero con la lanza atravesándole el cuerpo de lado a lado consiguió que el capitán perdiera sustento y ambos cayeron a tierra... en el suelo siguieron peleando y el ángel no dejaba de cantar aun así... Glond encontró una espada, creo que era la misma que se le había caído, y la ensarto en el estomago del capitán. Solo así dejo de cantar-

-Fue allí cuando sonó la trompeta...- continuo Clodemi, quien ya recuperaba el control de si misma -...los ángeles se replegaron alrededor de su capitán, se llevaron su cuerpo y dejaron a Glond tirado. Fuimos hasta donde Glond para traerlo a las cuevas, pero ya estaba muerto y las descargas empezaron a caer muy cerca, así que lo dejamos-.

Con estas ultimas frases Clodemi rompió en llanto, Rinal quien le abrazo de nuevo para consolarla agregando:

-Como no volvías temimos que te habíamos perdido también... Es una alegría tenerte aun entre nosotros-.

El viejo Fírlaz hizo una señal con la mano para que se acercaran. Clodemi enjugó sus lágrimas agradeciendo a Rinal su apoyo y caminó frente a ustedes de regreso al grupo. La ceremonia daría comienzo. El anciano, un poco mas tranquilo pero sentado aun en la roca comenzó a cantar.

Firlaz no decía nada en su tonada, los demonios han perdido la capacidad de transmitir ideas e imágenes en sus cantos. Aun así la agria melodía que el viejo entonaba en iba impregnada de la tristeza, dolor y pena que a todo el grupo embargaba.

La melodía se esparció por la cámara uniéndose a otras melancólicas notas, tanto de los músicos que fervientemente arrojaban notas al aire cual palomas que se llevan el dolor hasta mas allá del horizonte, como de los otros grupos de demonios que también lloraban a sus muertos. Un canto por cada hermano que no podrá alcanzar la paz, un canto por cada amigo que no volverá, un canto por cada demonio que ha muerto al luchar por su libertad.

Tus hermanos y tu forman un círculo alrededor del anciano y miran fijamente al suelo mientras escuchan su lamento. Como líder del grupo te corresponde comenzar con la despedida.

-Después de cada batalla yo siempre volvía pensando en cuantos amigos habíamos perdido, en quien sería el siguiente y esa idea no me dejaba estar tranquilo en ningún momento... pero Glond siempre me decía: "¡Arriba!, ellos nos han regalado su vida sacrificándose por nosotros... debemos seguir adelante. Si es necesario morir para que las personas que amamos lleguen a ver la libertad entonces tu y yo lo haremos, daremos la vida por nuestros amigos así como la han dado por nosotros."...- interrumpes un momento para suspirar -...Amigo mío, extrañare la sonrisa que siempre reservaste para mí y la alegría que siempre otorgabas a mi corazón... Adiós Glond, tu recuerdo se va conmigo-.

-Jamás podre devolverte todo lo que hiciste por mí - continuó Ruén- siempre que necesité un amigo tu estabas allí... Te echaré de menos... Adiós Glond, tu recuerdo se va conmigo-.

-No pude llegar a conocerte por completo- comenzó Rinall -tu mente siempre fue un laberinto de ideas y charlar contigo fue siempre una experiencia maravillosa... Adiós Glond, tu recuerdo se va conmigo-.

-Recuerdo aquella vez en que perdí mi amuleto en una apuesta- dijo Albiroz entre sonrisas y lágrimas -ese día te enojaste conmigo y te fuiste maldiciéndome por ser tan idiota. Regresaste muy tarde y casi desnudo, con mi amuleto en la mano...- sonrió por un momento mientras sus ojos se bañaban en lagrimas -...perdiste casi toda tu ropa apostando hasta que recuperaste mi amuleto.... jamas pude devolverte ese favor. Te voy a extrañar... Adiós Glond, tu recuerdo se va conmigo-.

Tras unos instantes esperando a que Albiroz se tranquilizara, Remzial continuó:

-Tus ronquidos siempre me despertaban... A pesar de eso siempre era placentero despertar y verte dormir tan tranquilo, sin preocupaciones. Siempre te admire por eso, por tu fortaleza ante las calamidades, por tu sonrisa que a pesar de todo siempre estaba allí. Tu actitud siempre me dio fuerzas para continuar, para no rendirme.... Adiós Glond, tu recuerdo se va conmigo-.

-Hay tantas cosas que no te pude decir- después de Fírlaz, Clodemi era a quien mas afectaba la muerte de Glond- tantas cosas que no pude hacer... Quisiera que volvieras para poder decirte que te amo... Me arrepiento realmente de no haberlo hecho cuando podía hacerlo... Adiós Glond, tu recuerdo se va conmigo-.

-Te debo mas que mi cordura o mi alegría... te debo mi vida como todos aquí... Ese día en que la desesperación y la tristeza me hicieron quedarme a esperar sentado mientras las lanzas lo destruían todo tu me golpeaste, me gritaste, me dijiste imbécil e idiota y después me llevaste hasta el refugio...- jamas habías escuchado sobre esta parte de la vida de Calisp -...después de eso te quedaste a llorar conmigo toda la tarde en la entrada de la cueva... Sin tu ayuda yo no estaría aquí y lo que hiciste por mí lo recordare por siempre... Adiós Glond, tu recuerdo se va conmigo-.

-Glond... Prometiste que cuando volviéramos me enseñarías ese movimiento...- siguió Colmina mostrando su habitual agresividad, sin embargo poco a poco sus palabras se dulcificaron. Ella también era muy allegada a Glond -...siempre tuviste algo que enseñarme, algo que hacer juntos, algo que decirme para robarme una sonrisa... Adiós glond, tu recuerdo se va conmigo-.

Todos guardaron silencio mientras pensaban en lo que habían dicho y lo que habían escuchado. Glond siempre fue un verdadero amigo para ti, pero para otros también lo era. Para algunos era mas que un amigo o un hermano, para ellos era mucho mas que eso. Tu dolor es poco comparado con el de otros y nada comparado con el de todos juntos.

Balanceándote de lado a lado, con las alas extendidas abres tus brazos para abrazar a quienes se encuentran a ambos lados de ti. De tu pecho surge una melodía aspera, llena de pena y dolor. No hay pautas ni mensajes en ese sublime canto, es una melodía que se escuchará solo una vez. Es un canto para Glond.

Los demás te imitan cantando sus propias melodías, alas y brazos se unen mientras sus voces toman forma y se unen en una sola tonada dedicada al hermano que nunca volverá.

El viejo Fírlaz, quien había mantenido los ojos cerrados mientras cantaba y escuchaba las despedidas, guardó silencio y miró por cada uno de ustedes. Las lágrimas brotaban de sus ojos en fieros caudales y el temblor de sus manos era mas evidente que antes.

Sin levantarse de la roca y con un intenso temblor en la voz comenzó a hablar sin dejar de recorrer con sus ojos a cada uno de los que le rodeaban como si les suplicara que entendieran su dolor, que se compadecieran de él, que le ayudaran a resistir la pérdida de su amado hijo. Su voz era aspera y dolorosa. Su tono parecía ser una disculpa hacia ustedes por sentir mas dolor que ningún otro.

-Glond siempre fue para mi algo muy especial. El fue el hijo que nunca tuve. El siempre se sentó pacientemente a escuchar mis historias sin interrumpirme jamás. Cuando quería enseñarle algo él siempre prestó atención y me agradecía por cada cosa nueva que aprendía con una sonrisa en los labios.-

Conforme hablaba, el anciano iba poniéndose de pie y aumentando el volumen de su voz cada vez más, mientras que el dolor era arrancado de su pecho.

- Yo estaba orgulloso de tenerlo a mi lado, de verlo crecer y esforzarse cada dia por sobrevivir, aprender y mejorar. Glond ha sido siempre lo que yo hubiese querido ser y el merecía mucho mas que yo llegar a la libertad... -

Estaba ya de pie con la mirada clavada en el techo. Los cantos retumban por toda la cueva opacando el llanto de Fírlaz que respira hondamente tratando de controlar por un momento las lagrimas y articular las últimas palabras para su querido hijo.

En medio de los cantos y del llanto, el viejo Fírlaz grita con todas sus fuerzas desgarrándose la garganta en un terrible chillido:

-¡Adiós querido hermano! ¡Adiós amado hijo! ¡Adiós Glond! ¡Tu recuerdo vivirá por siempre en todos nosotros!-

Tras estas últimas palabras el anciano cayó rendido nuevamente sobre la roca. todos los demás se cerraron a su alrededor abrazando al anciano y llorando con él. Los gemidos y sollozos poco a poco fueron redimiendo hasta que el viejo quedó sumido en un tranquilo estupor.

Tú no eras el único que lloraba, no eras el único al que le dolía la muerte de Glond, no eras el único que había llorado antes por amigos perdidos, no eras el único que tendría que volver a llorar o ser llorado en el futuro.

Los sollozos se fueron acallando y el círculo empezó a romperse. En tu corazón seguías sintiendo el dolor de la muerte de tu hermano, pero al menos todos los demás están aquí para apoyarte y darte la fuerza que necesitas para seguir luchando.

Mientras se separan del anciano alzas la mirada para observarlos a todos y sonríes con satisfacción. Enjugas tus lágrimas y el resto imita el gesto intentando sonreír nuevamente. En una guerra no hay mucho tiempo para llorar, por ello es necesario hacerlo cuanto puedas antes de que la locura se apodere de tu corazón. Glond se ha ido para siempre, pero los demás están vivos y han de seguir luchando para que en el futuro alguno pueda ver la libertad. Tu sonrisa se contagia a todos, incluyendo el viejo Fírlaz quien ya intenta ponerse de pie nuevamente.

Ahora que todo ha pasado pones atención en cada uno de ellos. La pequeña Ruén tiene un corte profundo en un brazo que no para se sangrar, todos se ven agotados y sucios por la batalla. Te sientes realmente orgulloso de ellos y feliz de verlos con vida.

-¿Alguien puede acompañar a Ruén para que le curen esa herida?- preguntas tratando de que tu tono sea lo mas normal posible.

Albiroz se adelanta tomando por el hombro a la joven.

-Vamos, yo también necesito que me curen en cierto lugar que no me enorgullece nombrar- dijo el demonio en medio de una sonrisa y comienza a caminar cojeando junto a ella.

Todos sonrieron ante la broma y ambos demonios encabezaron la marcha hacia la salida del mausoleo.

Con cuidado te acercas al anciano para ayudarlo a caminar.

-Gracias hijo- dice el en medio de un suspiro.

El anciano se pone de pie y tras balancearse peligrosamente emprende la marcha rechazando tu ayuda. Clodemi se acerca para apoyarlo pero el anciano, demasiado orgulloso para permitirlo, continúa caminando por su cuenta. Asi que ella se limita a seguirlo de cerca atenta a atenderlo si lo necesitase.

Sigues al grupo hasta la boca del túnel. Justo antes de salir te das media vuelta para contemplar el mausoleo preguntándote cuando sera la próxima vez tengas que volver.

Los músicos continúan levantando suaves notas en un rincón, dos grupos mas le cantan a los hermanos caídos en puntos distantes de la caverna. De pronto un movimiento capta tu atención. En una roca enclavada en lo profundo del mausoleo, en lo mas apartado posible de la luz del lago, un joven demonio llora solitario.

Es extraño, pero sabes que algunos demonios necesitan algo mas que una despedida para recuperarse y se quedan por un tiempo en soledad al interior del mausoleo, meditando entre la luz del lago, la oscuridad de la tierra y el suave vaivén de la música.

-¿Vienes?-

Clodemi interrumpe tus pensamientos.

-Claro- respondes sin mirarla y avanzas tras ella por el tunel dejando atras un último suspiro en honor a Glond.


 Foto propiedad de Choupininho

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